Etapa Almadén de la Plata - El Real de la Jara
Esta cuarta etapa del Camino se nos presenta bien fría. Hemos salido como siempre en autobús desde la Alameda del Tren. Me he quedado dormido en el autobús, y prácticamente me he despertado al llegar al albergue de Almadén de la Plata, donde ya otros peregrinos también comenzaban poco a poco el día.Salida del albergue de Almadén |
A unos dos kilómetros y medio de Almadén cruzamos uno de los primeros arroyos, en este caso con un puente de obra bien trazado que lleva a una de las tantas casas de campo preciosas que iremos encontrando.
Seguimos el Camino por la Colada de los Bonales, una vía pecuaria que cruza diversas fincas privadas, señalizada perfectamente con las flechas amarillas. El camino es suave, agradable, de tierra compacta en la mayoría de los casos.
Hemos tenido un descanso largo para el desayuno, sentados en el borde del camino compartiendo lo que cada uno ha echado en la mochila.
Una fuerte bajada nos llevará a cruzar el arroyo Mateos, con algún incidente aunque de poca importancia. A partir de aquí el camino se estrecha y vamos subiendo y bajando, con unos hermosos paisajes.
Poco después hemos llegado a un punto que marca aproximadamente la mitad de la jornada.
Ahora sí, llegados a este punto, se ha presentado el cansancio, quizás no tanto por lo que habíamos andado, sino más bien por lo temprano que nos hemos levantado, porque en verdad el trayecto ha sido fácil y cómodo.
El grupo sigue disperso. Nos habíamos reunido antes en el momento del desayuno, pero de nuevo volvemos a separarnos, en pequeños grupitos. Así, los organizadores nos informan que nos esperan para comer en el Mesón La Cochera, cerca de la Plaza del Ayuntamiento, punto en el que nos reagruparemos conforme vayamos llegando.
Entramos en El Real de la Jara por la calle Picasso, donde está el albergue de peregrinos. No pudimos conocerlo al estar cerrado. Al final de esta calle nos encontramos con esta fuente, un bonito detalle para recordarnos cuál es el punto final de nuestro Camino.
Aquí nos paramos a hacer fotos, por lo que volvemos poco a poco a reencontrarnos.
Llegamos un poco más tarde a la Plaza del Ayuntamiento, donde hacemos tiempo para poder entrar en el mesón. En la Plaza se encuentran grupos de jóvenes y algunas familias con sus niños. Destaca en el centro de la Plaza la figura de un ciervo sobre un montículo y el color de las plantas en los terreros.
Muy cerquita de aquí nos hemos ido hasta la Iglesia de San Bartolomé, junto al Mesón donde tenemos concertada la comida.
Iglesia de San Bartolomé |
Así que pasamos un buen rato en el Mesón, un gin tonic y unas risas que hicieron unirnos en un ambiente relajado de amistad.
El autobús de vuelta sale de la Plaza del Ayuntamiento a la hora convenida. Sin duda, ha sido una etapa bonita en muchos sentidos.