domingo, 17 de marzo de 2013

ETAPA FUENTE DE CANTOS - ZAFRA

La noche en el Hotel La Fábrica ha sido pasada por agua. No mucho... pero suficiente para que las botas de algunos, puestas a ventilar en la ventana, amanecieran empapadas.
Desde que nos hemos puesto a andar para salir de Fuente de Cantos, ya hemos tenido que preparar capotes, impermeables, gorros...
Las previsiones de lluvia no fallan.


A seis kilómetros se encuentra Calzadilla de los Barros, una pequeña localidad con un tesoro: el retablo mayor gótico-mudéjar de la Iglesia del Salvador, declarado Monumento Nacional Histórico-Artístico.



En esta fotografía no puede apreciarse la belleza de este retablo, pero sí la admiración de este grupo de peregrinos. Estaba prohibido hacer fotos, por lo que no pudimos entretenernos en sacar alguna de calidad. La imagen que hay a continuación está descargada de la web.

El Camino continúa por tierras de viñas y pastos para el ganado. Aunque el cielo sigue bien cubierto, a veces el sol nos permite ver los colores de la primavera y albergar alguna esperanza de que llegaremos secos a Zafra.






Nos hemos encontrado con un peregrino que va a Santiago. Nos avisa de que el Camino está cortado más adelante por los arroyos crecidos por las lluvias, y ha tenido que retroceder para coger la N-630. Como también hemos encontrado algunas señales raras hechas con piedras en el camino, no nos parece esto extraño.
Hacemos una parada en una gasolinera abandonada al lado de la nacional. Mis botas nuevas me aprietan; me las compré impermeables por el temor a la lluvia, pero no me ha dado tiempo a hacerme con ellas. Son unas botas altas, y precisamente donde me aprietan es arriba, por encima del tobillo. En el bordillo de la estación de servicio me siento, y me he aflojado las botas. Hemos descansado un rato, para tomar algo y recomponernos.


La tormenta se nos echa encima
Después de pasar La Puebla de Sancho Pérez, el cielo se oscurece y empieza a descargar agua con muchísima fuerza. Quedan aproximadamente 4 kilómetros para llegar a Zafra, pero se hacen interminables: no veo nada con la cantidad de agua que cae, las botas me hacen daño, tengo empapadas las piernas... En el grupo vamos totalmente dispersos, como un "sálvese el que pueda". Al llegar a Zafra, vamos refugiándonos en los alerones de la casas. Encuentro un bazar chino abierto, y entro con idea de buscar un pantalón para cambiarme. En el probador de la tienda descubro que no sólo los pantalones están empapados, sino también calzoncillos, calcetines, camiseta interior... Necesito cambiarme de todo.
¡¡Cómo le dejé el probador a la señora!!  😅 

Teníamos previsto almorzar en el Bar Crespo, en el centro de la ciudad. Al salir del chino voy buscando con Alejandro, quien también tuvo que cambiarse, el camino para la zona vieja de Zafra. Al llegar al bar, muchos peregrinos estaban allí cambiándose de ropa, secando sus cosas... Habían invadido los servicios del restaurante.
El bar era pequeño para tantas personas, nos sentaron en mesas en dos habitaciones diferentes, el vino lo tuvimos que devolver, hubo un poco de lío con la cuenta... En fin, no fue una buena experiencia el Bar Crespo, pero imagino que de alguna manera pretendían cobrarse el agua que les habíamos dejado en el suelo de los aseos.


Lo mejor del Bar Crespo era su situación, a dos pasos del Parador y del Alcázar. Cuando terminamos el café nos fuimos dando un paseo hasta el autobús, de vuelta ya a casa.



 

sábado, 16 de marzo de 2013

ETAPA MONESTERIO - FUENTE DE CANTOS

Etapa Monesterio - Fuente de Cantos (Provincia de Badajoz)

La organización nos convoca a las seis y media de la mañana, en la Alameda del Tren. Hemos salido un grupo más pequeño esta vez, somos 25 peregrinos. Nos esperan algunas novedades: es la primera vez que haremos dos etapas seguidas, durmiendo en Fuente da Cantos, para continuar mañana hacia Zafra; el tiempo viene cargado de lluvia; y estreno unas botas impermeables, para que no me pase lo de la última etapa.
El desayuno lo hemos hecho en el Hotel Leo de Monesterio, en la salida del pueblo, para enlazar con el Camino.

24 peregrin@s + 1 peregrino-fotógrafo
Sobre las nueve y cuarto de la mañana ya estábamos en marcha. La primera parte del camino del transcurre siguiendo el arroyo de la Dehesa a la izquierda.


Algo más adelante, cruzamos el arroyo por una pasarela y volvemos a seguir su cauce, pero esta vez va a nuestra derecha, acompañados por dos muros de piedra que indican el camino.




Este tramo es suave y bien sencillo, siguiendo el arroyo y los muros de piedra, entre chaparros, hasta que encontramos la carretera que va hacia Calera de León.
Al cruzar la carretera avanzamos por un camino que discurre entre fincas cuyas portelas debemos ir dejando cerradas, hasta que el camino se hace más llano. Aquí cambia el paisaje, mucho más abierto, sin arboleda.


Aunque quedan aún unos 11 kilómetros para llegar, se puede divisar Fuente de Cantos al fondo.
El gran momento del día se nos presenta cuando encontramos el arroyo Bodión Chico cargado de agua por las últimas lluvias, que nos obliga a quitarnos las botas y levantarnos las perneras de los pantalones para poder cruzar. Ahora bien, lo que no me esperaba de modo alguno era lo fría que el agua bajaba. Tampoco soy capaz de ver las piedar del fondo del arroyo, por lo que entre el frío y la inseguridad, llega un momento en que me quedo bloqueado en mitad del cauce y no avanzo. Gracias a dos compañeros que me dan cada uno una mano, es como consigo salvar este episodio.

Cruzar el arroyo Bodión Chico no ha sido tarea fácil.
Una vez pasado el arroyo, nos secamos los pies y volvemos a calzarnos, y aparece esta cruz que nos indica que ya estamos en las inmediaciones de Fuente de Cantos.

Foto de grupo tras cruzar el arroyo Bodión Chico
Según indica la guía del Camino, el arroyo Bodión Chico es el punto más bajo de esta etapa. Ahora nos toca subir hasta un paraje conocido como Dehesa del Campo. La subida no es pronunciada, pero quizás después de 13,5 kms., ya no es tan sencillo.
Por esta zona sobrevuelan nuestras cabezas bandadas de buitres mientras disfrutamos del vivo color verde de los campos de cultivo.



A unos cuatro kilómetros de Fuente de Cantos, está la llamada Villa "Camino de Santiago". En su puerta de entrada hay dos azulejos, uno a la derecha que marca la distancia a Sevilla, 114 kms., y otro a la izquierda, que indica que quedan 889 kms. para llegar a Santiago de Compostela.

Azulejos de la Villa Camino de Santiago, un precioso detalle para los peregrinos
 


Sólo quedan cuatro kilómetros para alcanzar Fuente de Cantos, pero se hacen largos al tener la sensación de que ya estamos ahí. Entramos en el pueblo por un camino que viene a terminar en la N-630, antigua Carretera de la Vía de la Plata, el paso habitual antes de que se construyera la autovía. Prácticamente hemos tenido que llegar hasta el final del pueblo para instalarnos en el hotel que teníamos reservado. Como es natural, la organización busca un sitio en el que podamos hospedarnos todos juntos.



Se trata del Hotel Rural La Fábrica. Debe su nombre a un antigua fábrica harinera de 1817, rehabilitada en la actualidad como restaurante y hotel. Nos han preparado un buen almuerzo para reponer fuerzas, y tras el café, decido descansar en la habitación.

Ermita de la Hermosa
Cuando me espabilo de la siesta y de la ducha son ya más de las ocho de la tarde. Al bajar al comedor, me encuentro que la mayoría de los peregrinos están cenando. Me apetece algo ligero y dar un paseo por el pueblo.
El paseo de noche es agradable. La temperatura es fresca, y me quita el embotamiento de todas las horas que he dormido.
Bajamos hasta el centro del pueblo por el Paseo de Extremadura hasta la Ermita de la Hermosa, templo de una sola nave, edificado hacia 1768, en el que sobresale su espadaña y el color blanco.
Desde aquí continuamos bajando por la Plaza de Zurbarán hasta la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Sra. de la Granada. La belleza de estos lugares hace que el paseo haya merecido la pena, a pesar de que los pies estén destrozados.
Temiendo que después de las horas de siesta no fuera capaz de dormir, entramos en un bar a tomar algo. Después, ya en la habitación del hotel, me quedo un rato frente a la televisión, hasta que el sueño me vence.