martes, 4 de agosto de 2020

ETAPA FINISTERRE - CABO DE FINISTERRE - CEE

El desayuno en el Albergue Cabo da Vila deja mucho que desear. Eso sí, fueron muy gentiles al permitirnos guardar las mochilas en el cuarto de las botas: subiríamos hasta el Cabo y después las recogeríamos para continuar nuestra última etapa hasta Cee.

Como buenos peregrinos, nos dejamos llevar por la emoción del Fin de la Tierra. La subida no es dificultosa, teníamos una temperatura muy agradable y nos cruzábamos con muchas personas que andaban o corrían desde el faro hasta el pueblo. Arriba nos encontramos con muy poca gente. El bar estaba cerrado y también las tiendas de souvenirs. Sellamos en la cafetería del hotel. Nos acercamos todo lo posible al borde del Cabo, para no dejar apenas tierra a nuestras espaldas. Como no podría ser de otra manera, no nos pusimos a quemar nuestras ropas, pero sí encendimos un cigarrillo mientras perdíamos la mirada en las olas.

A la vuelta, nos pasamos por la Oficina de Turismo de Finisterre, para pedir la Finisterrana; cogimos nuestras mochilas y continuamos el Camino por la Praia da Langosteira. Nos paramos en el restaurante Tira do Cordel, donde estaban atareados preparando mesas y reservas para el almuerzo. Como no tenían tiempo para preparar en la cocina ni siquiera un bocadillo, nos pedimos un café y un helado; serían más o menos las doce de la mañana.

Continuamos por la carretera en dirección a Corcubión y Cee. En algún momento nos despistamos del Camino y dimos a parar a la aldea Guimareu, y aquí nos encontrábamos ya más cerca de Cee que de Corcubión. Así que al final no pasamos por Corcubión.

Cuando entramos en Cee, y según consulté el horario de los buses que salen hacia Santiago, nos merecía la pena irnos directamente a la estación de autobuses en lugar de parar a comer, porque si no tendríamos que esperar mucho tiempo para el siguiente autobús y además preferíamos estar más tiempo en Santiago. Cuando llegamos a la estación, no tuvimos que esperar ni dos minutos: nos montamos en el autobús con nuestras mascarillas y así fuimos bordeando la costa, desde donde vimos Corcubión. Aquello tenía parada cada dos por tres, y calculamos que la hora de llegada a Santiago sería sobre las cinco y media de la tarde. Menos mal que nos comimos aquel helado!!

En Santiago, teníamos reservadas dos camas en el Albergue SCQ, cerca de la estación de autobuses. Aquí nos instalamos, y Pablo, el chico que nos acogió, nos ofreció café, cereales, tostadas... que entraban con el precio. Fue una bendición.

Después de ducharnos y descansar, nos fuimos al centro de Santiago a cenar: paramos en primer lugar en la taberna de El Gato Negro (ribeiro y percebes), y luego ya con más tranquilidad cenamos en el Mesón 42 de la Rúa do Franco (extraordinarios mejillones y lacón). Cuando volvíamos para el albergue, decidimos despedirnos de este Epílogo a Muxía y Fisterra en la Praza do Obradoiro, donde encontramos a una tuna cantando: un buen remate para este Camino que recordaremos siempre. Y que me gustaría repetir, quizás primero Finisterre, y luego Muxía, sólo por variar y por atravesar Corcubión. Bah! Esto es sólo una excusa: en verdad, son los paisajes, la temperatura, la gastronomía... lo que me llevaría a repetir. Galicia me encanta. E se chove, que chova!!

Km 0'000



Apenas queda tierra a las espaldas.

La Finisterrana

Praia da Langosteira


De izquierda a derecha: Cabo de Finisterre, Finisterre y Playa de Langosteira

Una casa con múltiples detalles del Camino de Santiago en la fachada.


Praza do Obradoiro: hace sólo seis días que empezábamos aquí...

Credencial

No hay comentarios:

Publicar un comentario